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42 PIGAFETTA LIB.

20 de septiembre. — Partida de Sanlúcar. — 26. — Tenerife. — El 20 de septiembre partimos de Sanlúcar, navegando hacia el Suroeste, y el 26 llegamos a una de las islas Canarias, llamada Tenerife, situada en los 28° de latitud septentrional. Nos detuvimos tres días en un sitio a propósito para hacer aguada y carbonear; en seguida entramos en un puerto de la misma isla al que llaman Monterroso, en donde pasamos dos días.

Árbol que da agua. — Nos contaron un fenómeno singular de esta isla, y es que en ella no llueve nunca, y que no hay ninguna fuente ni tampoco ningún río; pero que crece un gran árbol cuyas hojas destilan con- tinuamente gotas de un agua excelente, que se recoge en una fosa cavada al pie del árbol, y allí van los insu- lares a tomar el agua, y los animales, tanto domésticos como salvajes, a abrevarse. Este árbol está siempre en- vuelto en espesa niebla, de la que sin duda absorben el agua las hojas (1).

3 de octubre. — Islas de Cabo Verde. — El lu- nes 3 de octubre nos hicimos a la vela directamente al Sur. Pasamos entre Cabo Verde y sus islas, situadas en los 14° 30* de latitud septentrional.

Sierra Leona. — Después de haber navegado mu- chos días a lo largo de la costa de Guinea, llegamos al grado 8 de latitud septentrional, donde hay una mon- taña llamada Sierra Leona. Tuvimos vientos contrarios, calmas chichas y lluvia hasta la línea equinoccial; y el tiempo lluvioso duró sesenta días, contra la opinión de los antiguos (2).

(1) Esto es un cuento viejo. Los sabios pretenden que esta Isla es la Plaviala o la Ombrion, citadas por Plinio (lib. VI, capítulo XXXVII), poniéndolas entre las Canarias, y dice que en la primera sólo se bebe agua de lluvia, y que en la segunda no llueve nun- ca; mas que los habitantes recogen el agua que destilan las ramas de un árbol. Los navegantes que después visitaron esta isla no ha- blaron del fenómeno.

(2) Los antiguos creían que no llovía nunca entre los trópicos, y por esta razón se imaginaban que esta región era inhabitable.