Página:Proclamas del general San Martín.djvu/3

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
3 
A LA NOBLEZA PERUANA.

Ilustres patricios: la voz de la revolucion politica de esta parte del mundo, y el empeño de las armas que la promueven no han sido ni pueden ser contra vuestros verdaderos privilegios. Algunas epocas de delirios de faltas y furores no pertenecen sino á la demencia de momentos transitorios, y de que ninguna revolucion jamas ha estado exenta. Pero el primer titulo de la nobleza fue siempre el de la proteccion dada al oprimido, y su dignidad jamas se ha conciliado con una obscura molicie ó un servil abatimiento.

Separados del trono Español miles de leguas estabais reducidos á una clase inerta y sin funciones en medio de soldados que egecutaban y un pueblo esclavo que obedecia ¿Cual es el noble americano que haya gozado de alguna decoracion brillante con fin determinado debido á sus méritos ó virtudes? su preminencia acaso agradable al frivolo poseedor, pero siempre humillante á los que no la poseian, nunca ha tenido los medios reales de la grandeza verdadera. Ella no se ha compuesto sino de exclusiones con respecto á los demas hombres, mas bien que de ventajas positivas para la clase preferida. Ella irritaba sin contener, no formando un cuerpo intermedio que mantuviese á los pueblos en el órden, tanto como debia cuidar de su libertad. Ella enfin era una corporacion sin base ni lugar preciso en el cuerpo social, que separada por el progreso de las luces del tiempo del feudalismo solo presentaba el escandalo de un sistema indefinible y opresor. Un cambiamiento, pues, se hizo necesario: el era debido, el era conveniente á todas las clases y á todos los intereses. Despues de los mas furiosos ataques del despotimo y de las preocupaciones, el nuevo órden de cosas preparado por la filosofia y la fortuna del siglo os llama ahora á entrar en funciones propias, no menos que sublimes. En su ejercicio será vuestra dignidad menos expuesta á ser atacada, y mas suceptible de ser defendida, sin depender del capricho de un favorito, de la codicia de un paje, ó de la intriga de un ministro. Ha llegado el dia de consumar esta grande obra. El ejército libertador pisa ya el territorio Peruano, y el general que tiene el honor de mandarlo no esta distante de vosotros: no es este ya un calculo de vanas esperanzas: vuestra cooperacion no es menos un deber que un interés de vuestra clase. Vosotros nada debeis á un gobierno que convirtió en derecho la infraccion permanente de los vinculos que han debido unir la nobleza al trono, y que si os permitia alguna vez acercaros era solo para formar la pompa vana de una corte corrompida. Vosotros os debeis á vuestra patria, á vuestros paisanos oprimidos, os debeis á la América, á la causa enfin de la humanidad. Todo lo que emprendais en acelerar el gran momento de la independencia del Perù, lo hareis en obsequio de la justicia no menos que en favor de vuestra elevacion.

Sea pues este instante, en el que por vuestros esfuerzos conozcan los peruanos la epoca de la esperanza y de la gloria: que vanas inquietudes é imposturas no perturben la marcha de vuestros trabajos. Recibid la solemne promesa de que mis tareas no tienen otro fin que el gran bien de la América, ni otra ambicion que la de afianzar la independencia y prosperidad del Perú.

San Martin.


A los españoles europeos residentes en el Perú.

El tiempo de los errores é ilusiones ha concluido, mis amigos; yo quiero ser generoso antes de estar presisado á reclamar todo el rigor del derecho de la guerra. Os he convidado otra vez á la paz y á la concordia, siempre que contribuyeseis ó no os opusieseis á la libertad del Perú. Los anuncios que hize sobre la Península, siendo realizados, aun mas alla de lo que manifetaba, una administracion ignorante y corrumpida no solo debe dar una segura idea de la ventaja de mi posicion sino inspiraros la mas decidida ccnfianza en el sentimiento conservador á que ultimamente os provoco.

Despues que el exceso de desgracias y de crimenes ha sublevado las provincias de España cuando la mas atroz guerra intestina cubre de espanto y luto todas las familias; al tiempo que la impericia todo lo desbarata, el furor aparece en cada uno de los movimientos, y la proscripcion agita su implacable espada en todas las clases; en fin cuando los gritos de Fernando y Constitucion son otras tantas Eumenides para la nacion agonizante. ¿Que apariciencia justificable podrá hacerse valer para continuar la lucha insensata que habeis sostenido y tratais aun de sostener en el Perú? ¿Hay alguno entre vosotros que reflexionando detenidamente sobre la fuezra de los acontecimientos pasados y el cuadro de los peligros presentes, no se convenza de que sino se reune á la indepedencia americana vá á verse hecho juguete de la necia ambicion de algunos mandones insensibles que se complacen en ver derramar vuestra sangre y la de algunos mas americanos? ¿Y cual podria ser al cabo el resultado de alargar la guerra algunos meses? Extender una larga y cruel incertidumbre sobre la suerte de vuestras propiedades y personas, y acabar por hacer eternamente desgraciada vuestra existencia.

Españoles, quiero reconocer que se os han ocultado hasta aqui vuestros reales intereses, desfigurandose el estado verdadero de las cosas. Vuestro destino esta en vuestras manos: yo no vengo á hacer la guerra á las fortunas y personas de los hombres: solo el enemigo de la libertad é in-