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JUAN LUNA[1]


El ser amigo y compatriota del ilustre artista nos impone un deber: la parsimonia en los elogios y en los juicios.1 Las alabanzas del amigo perjudican más que las censuras del enemigo y hacen sonreir a los extraños. El pasado de Luna es corto; es la historia de la llama escondida en el seno de la tierra abriéndose paso al través de mil dificultades. Juan Luna nació el 23 de octubre de 1857 en Badoc, provincia de Ilocos Norte, en la isla de Luzón. El ser notable parece cualidad inherente a su apellido. Manuel, su hermano mayor, muerto en la flor de sus años, era excelente músico y artista de corazón, al decir de los inteligentes, y, según Juan Luna, tenía más disposición que él mismo para la pintura; José, menor que éste, es hoy uno de los más hábiles cirujanos del archipiélago y de un porvenir brillantísimo; los otros, que aún siguen una carrera, han empezado por obtener premios en los concursos. Los padres de Luna se trasladaron a Manila para continuar la educación dada por ellos a sus hijos, y allí Juan pasó su niñez, que, como la de todos los filipinos, fue sin promesas ni esperanzas.2 Estudió nuestro artista la enseñanza elemental en el colegio de los PP. jesuitas, y prueba la amplitud del horizonte que Filipinas abre a su juventud, el que Manuel y Juan, cuyas disposiciones no podrían pasar por alto a sus padres, tuvieran que estudiar el pilotaje, carrera que por buena que fuese, no correspondía a sus tendencias. A los diez y siete años Luna con su hermano viajaban ya por el mar de la China, como agregados primero, y después como pilotos. Sin embargo, para uno y otro el mar ofrecía algo más que un simple camino a la nave; Manuel oía armonías en el oleaje y Juan veía combinaciones de luz, entonación y colores. Pero estudiemos la vida del pintor. Su vocación se despertó viendo los dibujos de su hermano José; los halló fáciles y los copió. Más tarde entró en la Academia de Manila, y luego tomó por maestro a un pintor indio de Filipinas —no


  1. Publicado en La Ilustración, Revista Hispano-Americana, Barcelona, 28 de Febrero, 1886, Año VII, Número 278 con un retrato del insigne pintor filipino en la portada del periódico". —Ponce.

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