Página:Psicología, docencia e investigación II.djvu/50

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demuestra. Pero esa misma imposibilidad conduce siempre a |a ilusión de que quizás Otra palabra sería la adecuada. gane- nada. Pretensión absurda, desde luego: ala teoría de la metáfora lo Los usos freudianos intentar profundizar en cada texto, sino buscando denominadores comunes. Quizá resulte una exposición desordenada, pero parece la única manera de intentar cemir lo que insiste en contextos aparentemente disímiles. En primer lugar encontramos un uso reiterado, pero no sistematizado, referido a observaciones clínicas, según las cuales determinados recuerdos, reminiscencias, una voluntad contraria o algún proceso psíquico, son desmen- tidos por alguien como propios: Expondremos los diferentes modos en que Freud utiliza el término, sin ocasionamiento a■rma no saber nada? Si uno mantiene Ia inferencia de que es forzoso que exista un proceso psíquico correspondiente pero además da crédito a la aseveración del enfenno, que desmiente ese proceso; (. .,) todo ello impone una solución: el enfenno se encuentra en un particular estado anímico en que ya no todas sus impresiones ni sus recuerdos se mantienen cohesionados en una entramadura única, yen que cierto recuerdo puede extenorizar su afecto mediante fenómenos corpora- les sin que el grupo delos otros procesos anímicos, el yo, sepa Ia razón de ello ni pueda intervenir para impedido.“ (...) ¿a qué se debe que el histénco caiga presa de un afecto sobre cuyo falta efectiva de toda reminiscencia, y Ia tensión ylos signos de afecto bajo los cuales el enfermo busca desmentir, al servicio de la defensa, la remíniscencia que a■ora? Uno aprende entonces a distinguir sin di■cultad entre el reposo ariímicó’ por he visto entre los parientes de enfennos, mi memoria ha guardado...“ 55 Entre los numerosos ejefnplos de desmen■da de recuerdos íngratos que