Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo II (1900).pdf/44

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
42
QUO VADIS

—¿Eres tú?—preguntó.—¿Qué te ha sucedido?

—¡Desgracias, oh, hijo de Jovel—contestó Chilo.—La verdadera virtud es un género que nadie pide en la actualidad, y un sabio genuino debe conformarse aun hasta con la idea de que siquiera una vez cada cinco días pueda tener algo con qué comprar al carnicero y llevar á su buharda una cabeza de carnero y allí mascullarla, regándola con sus lágrimas. Ah, señor! Lo que tú me diste lo pagué por libros de Atracto, y después me robaron y arrui—

naron.

El esclavo que debía dejar constancia escrita de mis sabias máximas huyó con el resto de lo que tu generosidad se dignó concederme. Estoy en la mayor miseria, pero me he dicho: ¿A quien puedo recurrir sino á tí, joh, Serapis! á quien amo y deifico y por quien expuse hasta mi vida?

—¿A qué has venido y qué traes?

—He venido en demanda de auxilio, joh, Baal! y traigo mi miseria, mis lagrimas, mi amor y finalmente las noticias que por afecto á ti he recogido. Señor, grecuerdas que una vez te referí cómo había dado yo á una esclava del divino Petronio un hilo del cinturón de la Venus de Pa fos? Sé que ese hilo fué para ella benéfico y tú, joh descendiente del soll que te hallas al corriente de cuanto ocurre en esa casa, no ignoras tampoco cuál es allí en la actualidad la situación de Eunice. Pues bien, ahora estoy en posesión de otro de esos hilos y lo he reservado para ti, señor.

Y aquí se detuvo, al notar que la cólera ibase acumulando, por decirlo así, entre las cejas de Vinicio, y agregó precipitadamente, á fin de anticiparse al estallido: —Sé dónde vive la divina Ligia, y puedo señalarte la calle y la casa.

Vinicio reprimió la viva emoción que esas palabras le causaron, y dijo: —¿Dónde está?