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decirlo asi, organiza bajo la base de la unidad los productos desunidos y dispersos de la observación.

La experiencia da siempre el mundo físico roto en mil pedazos, porque su mano es tan pequeña que poco abarca, y tan tosca, que hace añicos lo en que se apoya: preciso es que la razón componga y reconstituya la naturaleza, si ha de comprenderla viviendo y funcionando, como vive y funciona en la realidad.

El método empírico no es posible, ni aun en su momento inicial, sin que la razón venga en su ayuda. Hemos dicho que la ley es el primer producto en que aparece una categoría del espíritu, y hemos dicho mal; mucho antes de llegar á la ley ya la razón funciona, ya aplica principios a priori, ya sintetiza los elementos de la sensación, objetivando la unidad de su ser.

La ciencia moderna no se detiene en las leyes empíricas, quiere más y á más alta empresa aspira.

Expliquemos nuestra idea con algunos ejemplos.

Kepler redujo todos los movimientos de los planetas á tres grandes principios ó leyes.

Primera ley. — Los planetas describen elipses al rededor del sol como foco.

Segunda ley. — Las áreas descritas por la línea que del sol va al astro son proporcionales á los tiempos.

Tercera ley. — Los cuadrados de los que corresponden á las revoluciones son entre sí como los cubos de los ejes mayores.

Hé aquí, condensados en tres leyes, infinitos fenómenos: toda la astronomía encerrada en estos tres principios.

Pero ellos, que contienen, no están contenidos: no aparecen como casos particulares de una ley más general: no se ve entre ellos ningún lazo de unión: son como dioses del Olimpo astronómico iguales en dignidad y categoría. Mas viene Newton y halla algo superior á esas leyes: otra á la que quedan subordinadas; la unidad de esa variedad; el Júpiter de ese cielo.

Este nuevo principio es el de la gravitación. Con solo SUPONER, y hé aquí ya la inmensa importancia de la hipótesis en la ciencia moderna, que todas las moléculas materiales se atraen dos á dos proporcionalmente á las masas y en razón inversa de los cuadrados de las distancias, son consecuencias forzosas, matemáticas, racionales, son corolarios de las leyes de la cantidad, que los planetas describen elipses en cuyo foso común esté el sol, que las áreas