sociedades de patronato, ni las casas de refugio que tan saludables resultados están dando en otros países.
No se nos oculta que habrá adversarios de este ó el otro sistema penal: pero como hoy sólo tratamos de la necesidad de evitar un peligro por todos señalados, de ahí nuestra esperanza de que pueda y deba realizarse la reforma.
Habrá quien encuentre un obstáculo para su realización en la falta de establecimientos que reciban en nuestras posesiones á los deportados; pero si se reflexiona la Índole de aquellas, la facilidad con que, gastando poco, pueden labrarse hasta por los mismos penados los edificios que se destinen á este objeto y que no necesitan las condiciones de seguridad que en la Península, primero por el menor interés que los allí conducidos tienen en la evasión, y segundo, porque la incomunicación en que están las islas donde deben situarse con el resto del mundo, harian la fuga ilusoria, se verá que el obstáculo no es ciertamente insuperable. Por otra parte, el desenvolvimiento de riqueza que esto ha de producir necesariamente en aquellas apartadas regiones, hoy casi incultas, y la grande economía que en la manutención de los penados y entretenimiento de los viejos edificios que hoy existen destinados á este objeto en la Península tendría el Estado, serian otros tantos recursos con que necesariamente ha de contarse para la realización del plan que proponemos, y que á la par que servirla para hacer una reforma útil y saludable en el sistema penal, cortaría el mal, por la prensa todos los dias señalado, y que de no adoptarse este medio, tiene, si se ha de hacer algo dentro de la Península, que ser tan ineficaz como costoso, ó dejar el peligro permanente y cada dia más amenazador para una sociedad por tan diferentes conceptos combatida.
Salgamos, pues, de nuestra natural apatía cuando se trata de reformas, y ya que esta cuestión es de aquellas que no pueden envenenar el espíritu de partido, empréndase con mano fuerte y vigorosa iniciativa, seguros de prestar en ello un gran servicio á la humanidad y dar un paso de gigante en nuestra reforma penitenciaria.
Carratraca 26 de Julio de 1868.