Página:R.E.-Tomo VI-Nro.23-Id.03.djvu/4

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¡Oh de la vida y de la muerte arcanos!
¡Oh terrífico adios á la esperanza!
¡Oh sentencia fatal de los humanos!

¡Oh venganza de Dios! ¡Oh gran venganza
Cuyo eterno cuchillo de diamante
Ninguna mano á desclavar alcanza!

Tu Infierno es este mundo, ¡oh padre Dante!
Encima del dintel de nuestra vida
La tremenda inscripción ya está delante.

El mal hizo en la tierra su guarida,
El bien no es más que idealidad suprema,
Entre oscuros crepúsculos perdida.

Víctima de un recóndito anatema,
Huérfana de su Dios abandonada
Como las sombras de tu gran Poema;

De caminar y caminar cansada,
Un círculo de círculos corriendo
Como esos que corrió tu planta osada;

El eterno Cocito circuyendo
Por ver si un soplo de aquilon divino
Mueve la onda letal del lago horrendo;

Preguntando á la sombra su destino
Sin más luz que la sombra que le espera
Como al principio al fin de su camino;

La humanidad ¡oh Dante! desespera,
La humanidad, la humanidad y el hombre.
Que el hombre es ¡ay! la humanidad entera.

Edipo no halla de su enigma el nombre,
Por los infiernos de su infierno gira,
y no hay visión allí que no le asombre.