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A la memoria
de mis hermanos los poetas
Evaristo Silió y Angel Mondejar
Evaristo Silió y Angel Mondejar
¡Felices de vosotros! que habeis dejado un mundo
de luto y de miseria, de llanto y corrupción;
¡dichoso del que huye de abismo tan profundo,
dejando su memoria dulcísima impresión!!
Los dos erais poetas, los dos en vuestra frente
llevabais santo sello de noble magestad;
los dos el sacro fuego guardabais en la mente,
los dos erais augures del Dios de la verdad.
El uno con acento vibrante, apasionado,
al genio del progreso[1] sus cantos dedicó,
y el otro en sentimiento dulcísimo inspirado
de una muger cristiana[2] la vida nos contó.