Bellísimo poema, donde ha dejado impreso
las dotes relevantes, y la austera virtud
de la que sintió el yugo del místico embeleso
y en su éxtasis veia de Dios la excelsitud.
Teresa tenía un alma ardiente, apasionada,
por eso á su recuerdo brotó tu inspiración,
sus sueños y quimeras, su rima delicada
latir hizo un momento tu joven corazón.
Cantor de las montañas, tu voz pura y suave
los ecos repitieron, y yo los escuché;
y con afán bendito busqué la débil nave
en donde se albergaba el genio de tu fé.
Te hallé, y un sentimiento de fraternal ternura
unió nuestra existencia con plácida amistad,
los dos sentíamos algo ante esa gran figura
que dijo há muchos siglos: «avanza, humanidad.»
De místico entusiasmo, tu genio poseído,
al mártir adorastes creyendo que era Dios:
yo aunque tan alto puesto jamás le he concedido,
te dije, de su huella debemos ir en pos.
Jesús es la esperanza, Jesús es el camino,
el astro rutilante que irradia eterna luz;
por él la raza humana fué grande en su destino,
la libertad del hombre nació al pié de la cruz.
Reformador gigante, yo admiro su talento,
su clara inteligencia, su firme voluntad;
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