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A los sordo-mudos y los ciegos
(No hay desheredados)
¡Sordo-mudos y ciegos! Pobres seres
perdidos en las sombras de la vida,
sin poder disfrutar de los placeres
que Dios nos dá con su potente egida;
unos no ven los frutos que dá Ceres,
otros no escuchan una voz querida.
¡Párias errantes que al cruzar el mundo
nadie comprende su dolor profundo!
En la noche del tiempo, en esa historia
escrita con la sangre del vencido,
fué el sordo-mudo víctima expiatoria
del hombre en la barbarie envilecido;
le negaron el don de la memoria,
y cual mónstruo sin nombre conocido,
lo creyeron aborto del averno
condenado á sufrir martirio eterno.