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Página:Ramos de violetas.djvu/53

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RAMOS DE VIOLETAS

que Dios ha dado á la mujer y al hombre.
Mas de algo ha de servir la inteligencia,
y por eso con suma indiferencia
debemos aceptar los sinsabores
que envenenan la frágil existencia.
El amor es bellísimo en teoría
mas si algo quiere el hombre es así mismo,
y la mútua pasión, querida mía,
es simplemente un cambio de egoísmo.
Este es el mundo, acéptalo si quieres
como lo has encontrado;
y cumple la misión de las mujeres
que es recordar el tiempo que ha pasado.»

Silvia escuchó en silencio estas razones,
ni una queja sus labios exhalaron;
pero al perder sus santas ilusiones
otra región sus ojos contemplaron.
Miró en torno de sí y horrible espanto
la hizo sentir inexplicable frío
y murmuró con voz desfallecida,
este mundo sin duda no es el mío.
¿O tal vez seré yo más desgraciada?
Misterio es éste que saber ansío,
y buscó desde entonces su mirada
esa indeleble huella
que deja en pos de sí la desventura;
y encontró en su querella
que existía el sentimiento, y la ternura,
y el infortunio estaba solo en ella.
Mira y compara, dice la Escritura,
y serás consolada;
mas la débil criatura,