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88 Biblioteca de los Americanistas.

del Poniente. Levántase, por eminente distanda, á maravillosa y descollada altura, con alegre y desenfadada disposición en su corpulenta forma, sin que se le arrime otro monte alto ni bajo que le confunda; dejándose admirar por su descuello á mucha distancia de leguas, examinada y repechada la eminencia de su cumbre. Consta su camino, por derechura desde el pie á la gola, de tres leguas y media de altura: esto es por la parte que mira á esta ciudad, que por la falda, que tiene á la parte del valle que va á Alotenango, tiene más de cinco leguas de subida. La formación de su tendida falda, en figura esférica perfectamente, por el de diez y ocho leguas con igualdad se dilata; con tanta perfección proporcionada, que á todas partes se halla á una misma figura representado. De esta, robusta y peregrina, se va con proporción levantando, y correspondientemente disminuyendo, hasta rematar en punta. No sólo es objeto deleitable á la vista por las amenidades que ofrece, sino por lo útil y abundante de la producción de su tierra, en tantas fecundas y abundantes milpas de sazonados maizales, que siendo las pertenencias de sus cultores de forma cuadrada, cultivadas unas y breñosas otras, forman un ajedrez concertado y vistoso, que produce opimos y regalados frutos á la nivelación de los tiempos; siendo, juntamente, culto y abundante jardín, selvas y semental, que produce á un tiempo maíz, frisoles, maderas, hortalizas, como también un agregado abundante de flores, desde un Enero á otro, siendo muy exquisita la que en él no produjere, en especial de las que llamamos de Castilla, y de las de la naturaleza de estas tierras, las que llamamos de tierra fría: introduciéndose, por todas las mañanas de los días del año, innumerables indias con abundantes pértigas de ramilletes, tejidos y formados con copia agradable y maravillosa de claveles, siemprevive, azucenas, amapolas, mirtos, trébol, azahar, espoletas, retamas, tulipanes, maravillosas rosas en infinito cúmulo, de que abastecen no sólo cinco boticas, pero todas las casas particulares, sin lo que se malogra y desperdicia el viento; y en que, fuera de el útil de sus cabezas, sirven