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Recordación Florida. 91

y áspera palestra á los vivos, y funesta tumba á innumerables muertos; siendo á cada instante más y más los que cedían las vidas, cuanto era más fervoroso el impulso y ímpetu de las armas, trabados y revueltos confusamente entre sí los dos ejércitos, bien que el de los rebeldes metían sus numerosas escuadras advertidos con la misma ligereza con que las sacaban. Pero entonces era cuando, al tiempo de salir y retirarlas más á su salvo, herían en ellos las armas españolas; hasta que en una destas retiradas de los rebeldes, el disparar y herir de nuestras armas fué á tal tiempo y con tanto militar acierto, avanzando por más distancia de cuatro escuadras, que en este acometimiento con fiero y espantoso estrago quedó al arbitrio de las fieras gran muchedumbre de cadáveres. Con cuyo accidente, confusos y desordenados los rebeldes indios, volvieron las espaldas con desordenada ligereza, prosiguiendo nuestra caballería y algunas mangas de infantes el avance hasta encerrarlos y oprimirlos en el teatro lastimoso de su pueblo, entonces lamentable á causa de los llantos y vocería de las temerosas mujeres, y más viendo que llegando casi á los muros de su pueblo cinco escuadras de nuestra infantería hicieron prisioneros sin resistencia á ocho príncipales indios, caudillos de los rendidos, y con ellos á Panaguali y otros dos papaces de menos autoridad, que salían á recibir los vecinos: con cuyo despojo le pareció á D. Pedro Portocarrero tenía suficientes rehenes y equivalentes prendas para la seguridad de aquel indómito y altivo pueblo; retirando su campo al reposo y seguro domicilio de Ocubil. Donde, teniendo en cuidadosa custodia á los prisioneros, tomó reposo tres días, curando los heridos, y pasando muestra de su ejército, para contar el número de los muertos de nuestra parte, que fueron 37, el uno español llamado Villafuerte, nueve tlaxcaltecos, y dellos principales D. Pedro Xuxuic y D. Enrique de Frías, y veintisiete de los realistas de las milpas con su principal caudillo Huehuexuc; siendo innumerable el cálculo de los contrarios muertos, y indecible el desaliento y cobardía que concibió el número de sus heridos.