La víspera del cuarto día del alojamiento de Ucubil, mandó D. Pedro Portocarrero á los principales y caciques prisioneros que enviasen al pueblo de Sacattepeques uno de los papaces ó sacerdotes menores á dar aviso de cómo el ejército iba otro día á él á asentar la paz y la seguridad de su obediencia; que esperasen con seguridad de no recibir molestia ni daño alguno, y que le ordenasen volviese diligente con la respuesta de su embajada. Así se ejecutó, saliendo á la diligencia el más mozo de los papaces, que vuelto después de haber entrado el sol en el imperio y jurisdicción de las sombras, dijo que el pueblo estaba sujeto, y que esperaba á la entrada de los Castilanguinac (que es lo mismo que personas de Castilla) para revalidar la obediencia á que habían faltado con experiencia lamentable y sentida y amarga memoria del pesado costo que les tenía; pero que en adelante serían fieles, seguros y leales: que siempre en las necesidades y aprietos prometen mucho los hombres, porque son muy cobardes las culpas, y muere de muchas veces y de muchas maneras el que obra mal.
Al romper el sol el velo de las tinieblas se rompió también el nombre en nuestros alojamientos de Ucubil, y habiéndose dado el refresco necesario á la gente y corrido la caballería para descubrir la campaña y lo libre de la llanura, se tocó á marchar, y saliendo de Ucubil, á dos horas de haber iluminado el sol la cima de los montes, con ordenado y militar arte, á lento y sosegado paso llegó el ejército español á las puertas de Sacattepeques; siendo introducido al pueblo por los demás principales que, fuera de los ocho prisioneros, escaparon al pueblo en la retirada de la campaña, y repartiendo Portocarrero los alojamientos y cuerpos de guarda, de calidad y arte que no estuviesen distantes, para unirse con breve facilidad á la llamada que ocasión pidiese, y que según su distribución dejaban ceñida y presidiada la plaza principal del pueblo, donde residía el alojamiento del Teniente general, como señalada y principal plaza de armas. Y estando todo en conveniente punto, hizo venir á la plaza D. Pedro Portocarrero á todos los principales del pue-