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Página:Recordacion Florida Tomo II.pdf/157

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146 Biblioteca de los Americanistas.

sofocar á el hombre. Pero los indios aplican un remedio á este peligro, porque en viéndolas acometer, porque siempre es de rostro, atraviesan un cuchillo desde la barba á el pecho, teniéndole fuerte y firme porque no resbale, el filo afuera, y de esta suerte ciñéndose la culebra contra el filo y apretándose á el, se troza ella misma en dos mitades, y cae dividida á el suelo.

El Coral, que crece á el aumento de su edad, es desde que nace hermosamente manchado á el través de listas blancas, negras y encendidas y vivamente rojas. Esta culebra es de tan activo y mortal veneno que hasta hoy no se ha hallado remedio que como antídoto sea contrario de su veneno, y esta sola culebra entre cuantas hay pica con aguijón, que encubre en el hocico, y las demás generalmente muerden. Los mordidos ó picados de el Coral mueren, vertiendo sangre por todas las puntas de los pelos del cuerpo.

Las Vívoras de cascabel con sobrepiel cabellada, manchadas de hondas negras igualmente compasadas, como obra de la sabia naturaleza, son venenosísimas; pero curable su mordedura. Les dispuso la naturaleza por cola ó extremidad de su cuerpo un cascabel, que éste cuando camina suena y hace ruido, con que próvidamente avisa antes que pueda acometer. Tienen tantos cascabeles unidos unos en pos de otros como años cuenta de edad la culebra. Muertas, las quitan el cascabel, porque dicen tiene virtud contra la fascinación.

El Mazatcuat, que corresponde á Culebra de venado, de mazat, que es venado, y de cuat, culebra, por las razones de motivo que se dirán adelante, es de color pardo oscuro sin otra pinta alguna. A estas llama la gente rústica Culebras bobas, porque ven que no muerden, sin advertir á sus nocivas propiedades, pues estas bestias cuando pequeñas se ceban en los ratones y avecillas pequeñas, huevos y otras cosas de esta proporción y tamaño, esto es, no comiéndolas sino engulléndolas y tragándolas enteras; pesando luego, cuando mayores, á los sapos y pollos, después á animales crecidos, como conejos, y de esta suerte, yendo siempre