Otro dia de mañana vinieron alli muchos indios y trayan cinco enfermos que estauan tollidos y muy malos y venian en busca de Castillo que los curasse, e cada vno de los enfermos ofrescio su arco y flechas, y el los rescibio y a puesta del sol los santiguo y encomendo a Dios nuestro Señor y todos le suplicamos con la mejor manera que podiamos les embiasse salud, pues el via que no auia otro remedio para que aquella gente nos ayudasse y saliessemos de tan miserable vida, y el lo hizo tan misericordiosamente que venida la mañana todos amanescieron tan buenos y sanos y se fueron tan rezios como si nunca ouieran tenido mal ninguno. Esto causó entre ellos muy gran admiracion y a nosotros desperto que diessemos muchas gracias a Nuestro Señor a que mas enteramente conosciessemos su bondad y tuuiessemos firme esperança que nos auia de librar y traer donde le pudiessemos seruir. Y de mi se dezir que siempre tuue esperança en su misericordia que me auia de sacar de aquella captiuidad, y assi yo lo hablé siempre a mis compañeros. Como los indios fueron ydos e lleuaron sus indios sanos, partimos donde estauan otros comiendo tunas, y estos se llaman Cutalches e Malicones, que son otras lenguas, y junto con ellos auia otros que se llamauan Coayos e Susolas, y de otra parte otros llama-