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CAPITULO TREYNTA
DE COMO SE MUDO LA COSTUMBRE DEL RESCEBIRNOS


Desde aqui ouo otra manera de rescebirnos, en quanto toca al saquearse, porque los que salian de los caminos a traernos alguna cosa, a los que con nosotros venian no los robauan, mas despues de entrados en sus casas ellos mismos nos ofrescian quanto tenian y las casas con ello; nosotros las dauamos a los principales para que entre ellos las partiessen, y siempre los que quedauan despojados nos seguian, de donde crescia mucha gente para satisfazerse de su perdida y dezianles que se guardassen y no escondiessen cosa alguna de quantas tenian, porque no podia ser sin que nosotros lo supiessemos y hariamos luego que todos muriessen, porque el Sol nos lo dezia. Tan grandes eran los temores que les ponian, que los primeros dias que con nosotros estauan nunca estauan sino temblando, e sin osar hablar, ni alçar los ojos al cielo. Estos nos guiaron por mas de cinquenta leguas de despoblado de muy asperas sierras, y por ser tan secas no auia caça en ellas y por esto passamos mucha hambre, y al cabo vn rio muy grande, que el agua nos daua hasta los pechos, y desde aqui nos començo mucha de la gente que trayamos a adolescer, de la mucha hambre y trabajo que por aquellas sierras auian passado, que por extremo eran agras y trabajosas. Estos mismos nos lleuaron a vnos