nuestra armada mas de ciento y quarenta hombres que se quisieron quedar alli por los partidos y promessas que los de la tierra les hizieron. De alli partimos y llegamos a Sanctiago, que es puerto en la isla de Cuba, donde en algunos dias que estuuimos el Gouernador se rehizo de gente, de armas y de cauallos. Suscedio alli que vn gentil hombre que se llamaua Vasco Porcalle, vezino de la villa de la Trinidad, que es en la misma ysla, ofrescio de dar al Gouernador ciertos bastimentos que tenia en la Trinidad, que es cient leguas del dicho puerto de Sanctiago. El Gouernador con toda la armada partio para allá, mas llegados a vn puerto que se dize Cabo de Sancta Cruz, que es mitad del camino, paresciole que era bien esperar alli y embiar vn nauio que truxesse aquellos bastimentos, y para esto mandó a vn capitan Pantoja que fuesse alla con su nauio, y que yo para mas seguridad fuesse con el, y el quedó con quatro nauios, porque en la ysla de Sancto Domingo auia comprado vn otro nauio. Llegados con estos dos nauios al puerto de la Trinidad, el capitan Pantoja fue con Vasco Porcalle a la villa, que es vna legua de alli, para rescebir los bastimentos; yo quedé en la mar con los pilotos, los quales nos dixeron que con la mayor presteza que pudiessemos nos despachassemos de alli, porque aquel era vn muy mal puerto y se solian perder muchos nauios en el, y porque lo que alli nos suscedio fue cosa muy señalada me parescio que no seria fuera de propósito y fin con que yo quise escreuir este camino, contarla aqui. Otro dia, de mañana, començo el
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