Página:Relaciones contemporáneas - Ortega Munilla (1919).pdf/118

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
112
 

benignos. Así, puedes decir que has hecho tu fortuna, pues acá vivirás como de la familia. Precisamente hoy había encargado a tu tío buscara una mozuela que me ayudara a subir cántaros y al trajín de la casa...; conque tú desempeñarás estas obligaciones... porque yo me siento muy mala, y no estoy para el trabajo.

Y era verdad que la tía Resquiescat se sentía agobiada bajo el peso de una rara enfermedad, nacida indudablemente del abuso del vino y de su endiablado humor; cosas las dos que acabaran con la salud de una roca, cuanto más con la de flaco ser humano. Esta circunstancia, y no otra, decidió a la tía Requiescat a admitir a la sobrina, que caída del cielo le venía para cuidarla en sus dolencias.

Sí... caída del cielo, porque Leandrilla era un ángel con figura humana.

. ¡Qué rostro el suyo tan apacible, qué hermosos sus ojos, no menos azules que el firmamento! El cabello, abundante y rubio, formaba sobre las sienes de la niña un encaramado moño de apretadas trenzas; la carita, redonda y animada, parecía despedir un fulgor angélico; la voz sonaba como deben sonar las músicas del Edén. En su presencia, y a su lado, experimentábanse ambiciones ignotas de bienes que aquí no es posible conquistar; nacíanle alas al espíritu, y volaba, volaba, guiado por aquel ángel, no sé dónde, muy lejos, más allá de las estrellas.

Habfa' cumplido Leandra los doce años; era alta,