atrás de los esfuerzos realizados en otras partes, la mayor parte se encierra en el círculo estrecho de las preocupaciones inherentes á su carrera. La competencia por los puestos públicos, las posiciones sociales, las canongías administrativas, es tan viva, que cada cual se esfuerza en adquirir lo más pronto posible la suma de conocimientos que le permitirán llegar á la deseada meta ”. Verdad es que eso sucede siempre en los países nuevos, cuyo pasado reciente no les ha permitido constituirse aún de una manera definitiva.
También se ha dicho con razón examinando análoga situación en Holanda, que ninguna publicación puede sostenerse sin los subsidios que el Estado acuerda generosamente: sin ello, ningún libro vería impresa su última página, ni revista alguna llegaría á su duodécima entrega. "Es triste, profundamente triste, el deber confesar la existencia de situación semejante: es desesperante el no poder prever el momento en que esta situación pueda mejorarse!”
Nada, efectivamente, es más desconsolador que ese estado de cosas. Hay urgencia, hay verdadero patriotismo, en tratar de buscar remedio al mal. Y el remedio consiste únicamente en la sana crítica, y en inculcar en el público el aprecio por las letras. El famoso dicho de Larra: “no se lee porque no hay