Uno de los rasgos más característicos de Colombia, es su poderosa literatura. La raza colombiana es ra-za de literatos, de sabios, de profundos conocedores del idioma : allí la literatura es un culto verdadero, y no se sacrifican en su altar sino producciones castizas, pulidas, perfectas casi. El señor Cané, á pesar de su malhadado propósito de "marchar con paso igual y suelto" y de su afectado desdén por los estudios serios y concienzudos, llegando hasta decir "que nada resiste en el día á la perseverante consulta de las enciclopedias", no ha podido resistir, sin embargo, al deseo ó á la necesidad de ocuparse de la faz literaria de Colombia. Condensa en 24 páginas un capítulo que modestamente titula... la inteligencia, y en el cual, protestando que no es tal su intención, el autor trata de perfilar á los primeros literatos colombianos contemporáneos, en párrafos de redacción suelta, á la diable para usar su propia expresión.
Habla de la facilidad peligrosa del numen poético en los colombianos ; se ocupa de don Diego Pombo, de Gutiérrez, González, de Diego Fallón, de José M. Marroquín, de Ricardo Carrasquilla, de José M. Samper, de Miguel A. Caro, y por último de Rufino Cuervo. Tal es el contenido de ese capítulo, interesantísimo sin duda, pero incompleto y demasiado á vuelo de pájaro. Leí con avidez esa parte del libro: creí