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ADOLFO MITRE

en esa época por el profesor Du Bois-Reymond, en la Universidad de Berlín, muestra en el poeta un cre- yente ilustrado, cuya religión depurada caracteriza él en su Ecce Homo :

... Oh Jesús I Ante mis ojos
Sé mi eterna enseñanza y pensamiento :
Aunque no caiga ante el altar de hinojos
Tu religión dentro de mi alma siento.

Los versos de Mitre no son el producto directo de una inspiración caprichosa. La elegancia de su ver- sificación demuestra, por el contrario, que el poeta ha pulido la forma para que siempre esté en consonancia con el fondo, pero sin jamás sacrificar á éste. Así es que á pesar del culto que tenía por el autor de Emaux et Camées, jamás llegó hasta el amaneramiento forza- do de la forma, que sostituye al nervio del fondo el colorido de la frase, materializando las ideas hasta sacrificar á lo pintoresco de un estilo, sonoro pero vacío, la sencillez que es cualidad ingénita de toda belleza.

Sólo una vez no fué el poeta consecuente con su criterio literario, y lo que entonces produjo es quizá lo más débil de su libro. La fantasía El alma de un artista fué desgraciada, no por su fondo, inspirado por la leyenda célebre de Pigmalión y Calatea, sino por la forma, pues habiendo querido ser en ella na-