la vallée, que tantas lágrimas nos ha hecho derramar
en cierta época de la vida? Es ésto muy exacto, y de
seguro que implica un elogio, y no un elogio baladí,
el reconocer en Gamboa algunos rasgos típicamente
característicos del profundo novelista francés, del
escritor que quizá ha analizado más á fondo el cora-
zón humano.
Nada ha sido más trillado en la literatura moderna, que el problema del amor; nada se ha escrutado, nada se ha analizado con mayor lujo de detalles, sea en la novela, en la filosofía, en una palabra, en su aspecto literario y en su faz didáctica. Desde que Goethe des- nudó el alma de Werther y de Lotte, hasta Mante- gazza, que pretende descubrir las reglas para clasi- ficar al amor, los escritores de todos los países no han hechosino ahondar, ahondar el eterno problema. Y comoal árabe de la leyenda, que había llegado á la vejez estudiando lastretas de las mujeres y sobre ello había escrito sendos libros, siendo el juguete casual de la última con quien estuvo en contacto, así el estu- dio del problema amatorio se impone como esfinje mu- da, cuando más parece desmenuzado y descubierto. Es la Isis antigua, sempiternamente cubierta con un velo que mortal alguno había sido bastante osado 4 levantar, y que pasará á los siglos de los siglos, velada siempre, con inquebrantable tenacidad perseguida