370 RESEÑAS Y CRÍTICAS
facultades vocales, su agilidad de garganta, sus in- trincadas y laberínticas /fermafas/, sin fijarse en otra multitud de detalles y circuntancias que nece- sariamente exigen la índole y naturaleza del drama lírico, según lo comprenden la estética y el arte, y así lo han realizado los grandes compositores de nuestros días. Una ópera valía entonces tanto como un concierto, donde el cantor iba á exhibir toda su virtuosité, como dicen los franceses, en una aria, una romanza, ó una cavatina, que el compositor ya le había dispuesto para mayor lucimiento. La acción dramática realizada por medio de los recursos de la orquesta, coros y demás elementos que entran en la formación de la ópera moderna, era una cosa secun- daria que debía subordinarse en un todo al fin capi- tal, al canto y á la melodía seca, desnuda, y estem- poránea siempre, mejor dicho, al cantor, cuya tiranía para el compositor era irresistible é inevitable, si no quería hacer fiasco en sus obras".
Por eso he encontrado justa la observación del dis- tinguido periodista brasilero señor Cámara te, que se quejaba de que hubiera entre nosotros carencia de críticos musicales, porque no se señalaban los defec- tos que á los artistas impone este público, ni se corrige ó encamina el buen gusto de los diletantes asiduos.