UNA INTREPIDA GUERRILLERA 101
de esta mujer. fué en la defensa del Villar, donde el Coronel Padilla la clostacó von fuerzas á su man- do, mientras él situábose con su división en San Jo- tián, á vua legua escasa de la Laguna, punto éste en que se hallaba campado el enemigo con fuerzas “Uu- periures.
laduvido La Hera por llerrora á que le presen: tára botallz, aquel salió de la Laguna creyendo en- eontrar á Padilla y eortarle la retirada, mientras el segundo con un grueso pelotón de su gente se diri- cía á la hacienda del Vilar, siempre firme en su propósito de to:war prisionera 4 la heroina
Ya la señora Azurduy le esperaba á la cabeza de treinta fusileros y doscientos onderos, cuando al sentir el marcial estrópito de los españoles la noble mmjer gritó á los suyos:
—Se nos vienen! Fuego cuando estén á quince pa- sos, y á la bayoneta, muchachos!
Asi se hizo, cargando sobre el jofe realista con tal estucrzo y denuedo que los suyos le matan quince hombres poniendo en dispersión á los demás Trá- hase entonrus en singular combate con el mismo Te- rrera, al que sorprendido, asombrado sin duda de tamaño arrojo, hiere, derriba y manda ultimar,
Cuando al estruendo de la Jusilería llegó el Coro- nel Padilla, no vió más que el desbande de los es- pañoles y entre el hamo, aun no extinguido del com- bate, á su denodada esposa que agitaba como triun- fal trofeo una bardera española que con sus propias manos había arrebatado al enemigo, la misma que momentos antes fameara en las de Herrera jurando la colocaría en lo más alto del caserón del Villar.
Acción tan brillante y meritoria llega 4 conoci-
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