LA INMORTAL SALAVARSIiETA
Por aquellos días en que el Libertador de Co- lenbia, Don Simón Bolivar, echaba los fandamen- tos de la [idependencia de su patria; cuando él proscribía l: odiosa tirante, conteniendo el torreo- ic devastador de la insubordlinación y de la discur- fia. subía las gredas del cadalso en la Plaza mayor nta Fe (Bogotá) arrastrada por manos de ti- ramos, li Peróica Policarpa Sal: hlime de houvor y Hi
erieta, mártir so-
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Ya desde el priúcipio de la guerra se había vis- to eon horror que las armas de Búves, Zerberiz, Mo- rales, Tizón, Zuazola, Aldami, Morillo, Antoñan- zas, Yáñez y otros sanguinarios caudillos realistas, se ejercitaban no solo contra los valientes defenso- res de la Independencia, sino también contra el sexo amoroso y débil, digno siempre de estimación y res. peto,
Pero, no se había levantado aún, en aquella sec- ción del contiuente americano, ue cadalso para ver morir en él 4 una mujer.
Estaba reservado á Don Jugn Sámano, último