14 PAGINAS INMORTALES
“amigos, compatrio aíos, ruego ú ustedes saigan de la plaza, dejando sólo á las mujeres. No desvigan ustees la súplica de una infeliz que va á morir,
Poco después solo quedaban las mujeres y los verdugos. A las primeras les dijo:
Acérquense ustedes, amigas mías! aproximaron algunas, Antonia se quitó las jo- vas y las repartió entre ellas, Luego hizo que se re- tirasca, y sentándose en el bauquillo, se amarró un pañuelo junto á los pies.
Un minnto después, palpitante el pecho de Ar- tonia, gritó ¡csioy pronta! con voz tan estentórea que resonó hista en la casa del Gobernador,
Los verdugos también estaban prontos. Oyóze una explosión terrible; uva densa nube cubrió por breves instantes á la víctima y á sus verdugos, y pasado el estruendo, el humo, el terror, vióze ún)- camente sobre el polso de la plaza un cuerpo des- pedazado.
¡El alma de Antonia Santos había volado al cie- lo, donúe la esperaban otras ilustres víctimas que sufrieron ignalmente el martirio en holocausto de la libertad de América!
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