ENTERRADA VIVA 147
greso a Caracas la persuadiese a dejar su encierro, reeomendandosela del modo mas estrecho.
Morillo prometié que asi 10 haria. Y asi lo hizo.
Apenas Hegé é Caracas, envié un edecfm 2'1 ma- nifestar a la sefiora Palacios e1 encargo que habia recibido del General Bolivar y los deseos que a él 10 animaban de serle fitil, acreditan-do la sinceridad de sus promesas.
La noble sefiora contesté con entereza civica:
—Diga Vd. a su General que Josefa Palacios no abandonara este oscuro rincén mientras su patria sea esclava; que aqui seguira hasta que los suyos vengan a sacarla, anunciandole que somos libresl
De nada sirvieron las insinuaciones de Morillo, repetidas por el mismo Morillo y por otras perso~ nas. La respuesta de la digna esposa de Rivas, fué siempre la misma.
No cerraremos esta pagina, con aplauso de las virtudes americanas, sin. hacer mencién especial de las sefioras Soublette, Tovar y Toro, que errantes de isl-a en isla, trabajando con la aguja para ganar la. subsistencia, dieron altos ejemplos de honradez y de virtud, y de la sefiora Luisa Caceres, esposa del general patriota Arizmendi, linda joven de die- cinuveve afios que prefirié los mas crueles padeci- mientos y seer enviada. ét Es-pafia, bajo partida, de registro, antes que eseribir :’a su esposo aconsejan— dole traicionase la eauzsa de los patriotas, como lo pretendian sus opresores!