LA DRAGONA
Al rayar el día de nea mañana triste y lluvios» del mes de Septiembre lo 1814, hallóse campado á inmediaciones del Paso de Belén el Coronel José María Lorenzo con ciento yainte dragones, una pie- za de á cuatro y treinta milicianos de Gualegnay- «hú á las órdenes del Comandante Samaniego,
La columna expedicionaria se había puesto en murcha la víspera ul evotrar el sol, y llevaba orden del Coronel José Blas Pico, Gobernador Intenen- te de Entre Ríos, de batir en ese paraje á los arti- £mistas que al mando de José Migne) Chiribro in- festaban con cuadrillas y partidas de handoleros parte del territorio fronterizo 4 Corrientes, inter- ceptando laz comunicaciones de ambas provincias.
Tras la compañía de dragones iba una mujer. mestiza de color, alta, con el vestido arremangado hasta las rodillas... Esa mujer se llamaba Juana Montenegro y era la esposa de un dragón. No com- partía de lag fatigas de su marido, en clase de sol- dado, pero, de varonil carácter, gustaba de acom- pañarlo en todas sus cxpediciones y haciendo os-
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