les PAGINAS INMORTALES
deliberado propósito de vtrajar su persona si no se prestaba á sceundar los móviles que les guiaban.
Traspasada aun de dolor por la sensible pérdida de dos de sus Hijos, cl uno eaído gloriosamente en Ttuzalagó, y el otro, oficial de la División de Don Ignacio Oribe, hecho prisionero cu Cerro Largo, Cs- ta benemérita mujer se atrevió á resistir por largo rato las cínicas pretensiones de los enemigos de su patria adoptiva,
—¡XNo seré instrumento servil de hombres tan euliosos como vosotros i—habíales gritado desde su habitación, Pero, viéndose obligada á Franqueurit la puerta, trás récios golpes y amenazas de Iuerto, presentóse en el umbral inerepándolis duramente:
—¡ Villanos! ¿Por qué venís Á gozarus en rai do: lor? ¿Qué os hice yo, débil mujer, para que os en- sañéis conmigo? Dejadme! ¿Crceréis acuzo doble- gar mis sentimientos patrióticos, con vuestras mi- serables amenazas? ¡Salid de aquí, vampiros de la sangre! Respetad al menos el santuario del dolor de una pobre viuda...!
Una satánica carcajada acojió en coro las subli- mes palabras de esta semi-mártir que con heroismo temerario se atrevía á desafiar á tan desenfrenada soldadesca,
El indigno jefe de aquella expedición, insensible á todo humano sentimiento, la hizo sujetar con sus secuaces, pretendiendo por repetidas veces violen- tarla á gritar ¡Viva el Imperio!
Pero aquella ilustre patriota, á pesar de la fero- cidad y ensañamiento de sus veráugos, que descar- gaban sin piedad alguna por todo su cnerpo furio- sos rebeneazos para reduciria á la ignominia de
