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LA OFRENDA DE LA VIUDA

No vamos á narrar en estas páginas un hecho marcial, uno de esos actos de arrojo inconcebible de que tan bellas pruebas ha dado la mujer argentina. sinó un episodio molesto, desprovisto de toda afec- tación, si bicn abnegado y patriótico, lanto más euanto que la protagonista, Doña Lorenza Luna, era una pobre viuda, algo anciana y madre de va- rios hijos menores,

Esta patriota campesina que por fallecimiento de su esposo vióse dueña de ima Casa de postas cerra- ua á las fronteras de Córdoba, al tener noticias por su capataz de que numerosas fuerzas $e aproxima- ban lentamente á su establecimiento, —á causa sin duda, de que las caballadas que traían, mal alimen- tadas por falta de pastos, no eran suficientes para arrastrar el pesado convoy, —ordena á sus peones recojan los animales y los internen en el bosque ye- vino, interin ella, amazona en su caballo predilce- to, se lanza en vertiginosa carrera al encuentro de dichas tropas con el deliberado propósito de consta. tar si éstas son renlistas ó libertadoras,

Dos minutos después, al divisar las avanzadas del Ejército auxiliar, exclama eu un arranque de patriótico entusiasmo;