LAS MUJERES DE COCHABAMBA
Apurtemos la vista de ezzs nujuros ajadas, des. honra de su patria y de su sexo, para fijarla y ha- cerla fijar ú nuestras hermanas. á nuestros bijas, á nuestras compatriotas. en esa heróica Corhabam- ba, modelo de patriotismo, de-hudo da virtudes de- mésticas, que tiene un pelestal en cada corazón pa- triot.
¿Vamnos á referir, acaso, su historia de fantos años, historía sangrienta de que la invicta Cochibamba ha sido el teatro más fecundo cn he: hos memo- rables de abnegación y valor que presentan Jas Pro- vio::as Unidas?
Nó! vamos á traer simplemente á la memoria uno que otro de esos múltiples episodios «nlminantes que lienaron de admiración al mundo y en que +) espíritu marcial de esos heróicos hijos de América contuvo en gran parte los progresos de las armas victoriosas del Virrey Abascal en el Alto Perú.
Insensibles los cochabambinos á las cada vez ma- yores «rneldades de los liránizos mandatarios espa- ñoles, seis yeces se sublevaron en masa, desde 1809,
