LAS MUJERES DE COCHABAMBA e
su causa, las condenó á morir en infamante horeca!
¡Bárbaro!
Conducidas al lugar del suplicio conservaron tu- das ellas una energía asombrosa de que hay csen- sos precedentes. Ya con el cordel ajustado: ¡Viva la Patria? gritabun, y ¡Vice! balbutían en coro sus moriboudas Jenguas, baloneeándose en el espacio.
lloras después de esta desgarradora cseema sus «uerpos fueron deseuartizados, y los pedazos eolo- cados en janlas de hierro sobre altos palos, en los parajes más frecuentados de los caminos públicos en los cercanías de la ciudad!
Para vonmemorar el heroismo de las cochabambi- Mas y mantener Siempre encendida la Mama del pa- triotismo, un Ayudante de cada cuerpo del Ejército Libertador del Perú, á la lista de la tarde, llamuba con vibrador acento:
—¡ Las MUJERES DE COCHABAMBA!
A lo que contestaba un Sargento, melancólica- mente:
—¡ MURIERON EN EL CAMPO DEL HONOR!
¿Habrá después de esto, quien quiera disputar la palma á estas mártires sublimes de la Indepen- dencia?
Ni sospecharlo queremos!
Sus vidas sacrificadas gloriosamente en la plaza de Cochabamba, excitarán por siempre el llanto de Jos sensibles!