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REVISTA MÉDICA DE CHILE.

fiestan síntomas inflamatorios locales i jenerales; despues se establece la supuracion, pero de mala naturaleza, fétida. El enfermo tiene 90 pulsaciones.—Come mal; i él lo atribuye a la mala calidad de los alimentos; pero es mas lójico atribuirlo a las condiciones hijiénicas mismas del hospital. La prueba es que salió del hospital sin haber sanado, apesar de haber pasado en él dos meses, i curó rápidamente afuera. He tenido ocasion de ver recientemente al enfermo i son apénas visibles las cicatrices dejadas por la operacion.

Los otros dos enfermos fueron operados en el hospital de San Borja. La primera era una jóven que me envió el doctor Valderrama. La operacion fué seguida de una supuracion bastante larga (2 meses i medio). El tubo fué retirado i la cicatrización se hizo rápidamente. Poco tiempo despues operamos el doctor Aguirre i yo, en su servicio un quiste tiroideo que contenia 400 o 500 gramos de un líquido rosado espeso, hilante, i que curó sin presentar nada de notable. Estas dos observaciones no han sido recojidas por que las enfermas no hacian parte del servicio de la clínica.

Hé aquí una serie de hechos referentes todos a un mismo tipo mórbido, situados todos en la misma rejion i presentando todos este mismo carácter comun, a saber, que siempre una segunda puncion practicada en ellos, da salida aun líquido mas sanguinolento que la primera. Insisto sobre este carácter porque puede derivarse de él una regla práctica. Estos quistes se encuentran en todos los paises, pero tengo la conviccion que son mucho mas frecuentes en los valles donde el coto es endémico.

Los quistes no tiroideos, pueden tener por oríjen todos los elementos que entran en la estructura del cuello, i pueden afectar un punto cualquiera de esta rejion.—Hé aquí un ejemplo: