Hemos titubeado mucho tiempo antes de decidirnos á fundar una Revista científica, literaria y política. Deteníanos en la empresa el temor de no poder llenar las condiciones á que debe aspirar una publicación de esta índole y la no muy favorable acogida que han tenido del público obras análogas de indisputable mérito, en que tomaron parte los más esclarecidos ingenios de nuestra época.
No sabemos si nos engaña el deseo, al hacemos concebir hoy más halagüeñas esperanzas, y si la creencia de que el país recibirá bien nuestro trabajo nace de la estimación y aprecio que nos merecen las personas con cuya colaboración desde el primer momento contamos.
Ajena á la lucha de los partidos militantes, y libre de todo compromiso de bandería, la Revista de España inaugura sus tareas sin más propósito que el de difundir conocimientos de interés general, confiando en la benevolencia de los españoles y en el amor que profesan á todos los adelantos de que es capaz el espíritu humano.
Los colaboradores de la Revista de España no relajan en lo más mínimo los vínculos, compromisos y afecciones que respectivamente los unen con el partido en que cada uno de