Ir al contenido

Página:Revista de España (Tomo I).djvu/34

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
28
DE LA IMPRENTA EN FRANCIA

fuera de Francia, en países que no queremos nombrar ¡cuan desgarradores no serán en lo hondo de su ánimo el escándalo y lástima con que asistan al espectáculo de tan espontáneo suicidio, los que penetrados de la frivolidad de las teorías modernas, profesan reverente culto á los sanos principios que predominaban en siglos menos viciados y descreídos!

Es de suponer que no se ocultaría el valor de semejantes vaticinios á la ilustración del Emperador antes de tomar la pluma el 19 de Enero: y como después no se ha visto que logren alterar su ánimo, aunque hayan sido esforzados por oradores del Cuerpo legislativo, que en lucidez y doctrina no desmerecen de sus correligionarios de otros Parlamentos, parece natural que también nosotros procuremos averiguar los móviles verdaderos de resolución tan perseverante.


VIII.


El uso del mando que solo engríe y desvanece á los ambiciosos vulgares, corrige y sucesivamente mejora é ilumina las inteligencias de orden superior, entre las cuales es justo contar la que tiene á su cargo la gobernación del vecino Imperio. Desde esas alturas, donde las cabezas débiles se turban y marean, descubren vastos horizontes quienes realmente merecen subir á ellas. No es suficiente tampoco la práctica del Gobierno, mientras entre dichas y aciertos solo ha dado lugar á elogios y aplausos, ni llega á ser del todo saludable, hasta que alternando las felicidades con los contratiempos, y los cálculos certeros con los desengaños, llega á completarse en amplía escala la experiencia provechosa de los grandes negocios del mundo. Entonces se descubre cuan difícil es regir sociedades tan complicadas como son las del tiempo presente, en que de la diversidad de intereses, profesiones, creencias, ideas y temperamentos nacen las variaciones más impensadas en las tendencias y giros de la opinión pública. Quien esté provisto de la prudencia y juicio indispensables para gobernar á uno de estos pueblos, ¿cómo no ha de querer que las pasiones, inquietudes y humores, que se ocultan misteriosamente en sus profundidades, salgan á la superficie para leer en ellos sin engañarse los deseos y necesidades á que no solo es justo sino necesario atender?