tan antigua , tan general y tan arraigada, que se formula en proverbio, mucho tiempo ha:
Los que así discurren, dadas las condiciones actuales de la civilización, no pueden ir hasta el extremo de imaginar que tal ó cual nacion, ó tal ó cual Estado, venga á hundirse tan por completo como los imperios antiguos de Asia; que, en una época señalada, á no intervenir un cataclismo de la naturaleza, París, Lóndres ó Berlin, lleguen á ser lo que son hoy Persépolis, Susa , Ecbatana, Menfis, Tebas, Nínive ó Palmira: pero sí imaginan que suben á mayor altura otros pueblos, los cuales salen á la escena de la historia como representantes de una nueva idea más alta y más comprensiva, como ministros de un propósito providencial superior, y como flamantes encargados de la mision de dirigir el progreso. Las naciones, que antes eran las primeras, quedan entonces rezagadas y como arrinconadas, ó reducidas al ménos á hacer un papel harto secundario. La decadencia de estas naciones es grande, aunque rara vez llegan al término de aniquilamiento de los pueblos asiáticos. Casi siempre, al ménos en los pueblos europeos ó de origen europeo, se supone virtud para seguir, aunque sea á remolque y trabajosamente, el movimiento progresivo de la civilizacion, al frente del cual se colocan, segun su turno, otros pueblos ú otras razas. Hoy dicen que los que van á la cabeza son los alemanes, los ingleses y los franceses: y no falta quien columbre ya, en lo venidero, la supremacía de los anglo-americanos y de los rusos. Entretanto, los que adoptan resueltamente esta opinion, consideran que hay naciones, aun entre las de Europa, que se hacen reacias; que tal vez contribuyeron en un momento dado, y por muy brillante y poderosa manera, al desarrollo del espíritu, al adelanto general, á la marcha majestuosa y providencial de los negocios humanos, pero que son solo perfectibles hasta cierto punto y de allí no pueden pasar. Estas naciones mueren, y los que así discurren justifican su muerte, si ya tuvo lugar, ó la predicen, si está por venir todavía. A veces no es la nacion solo, en su forma política, la que es absorbida ó aniquilada, sino la raza misma, como va aconteciendo con los indios americanos: pero más comunmente desaparece la nacion solo, y la raza queda, en un estado de mayor ó menor degradacion, con más ó ménos vitalidad, con esperanzas más ó ménos