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última, levantar en seguida el segundo peine, meter, como antes, la regla, hacer despues volver el carretel conductor de la trama de izquierda á derecha, batir, como antes, la trama con la regla, sacar ésta, y así siempre, repitiendo todas estas manipulaciones hasta haber concluido casi la mitad del tejido; entonces se da vuelta al marco del telar y se principia de nuevo desde el otro extremo hacia la mitad hecha. Al acercarse á ésta, empieza á ser difícil el pasar la trama, porque, como la otra mitad del tejido ya está ejecutada, los peines no pueden levantar suficientemente la urdimbre libre para que pase el carretel de la trama, y entonces se pasa la trama á mano, y las últimas tramas que concluyen el tejido se introducen zurciendo.

En cuanto á la abertura de los ponchos, es cuestion de trama. Esta abertura corresponde á una interrupcion en la línea media de toda la parte de aquella, de modo que traman primero una mitad y despues la otra, haciendo regresar la lanzadera al borde externo, ó traman á un tiempo las dos mitades con dos lanzaderas, pero una vez que la abertura tiene la longitud conveniente, continúan como antes. En las provincias de Cuyo los ponchos se fabrican de á dos mitades, que una costura reune, pero interrumpida en el medio para la abertura, y como ya se ha dicho que allí el tejido es indefinido, no hay necesidad de marcos especiales.

Lo descrito anteriormente sobre confeccion de tejidos, se refiere á los lisos, es decir, de un solo color, ó á aquellos en los que los colores están distribuidos en fajas ó listas longitudinales. Pero los Pampas producen tambien tejidos con dibujos. El fragmento que le adjunto da una idea de estos trabajos; sus originales dibujos me parecen libres de toda influencia de la cultura moderna, son de una ejecucion perfecta y en él se conserva la muestra entera del dibujo. Formaba parte de un poncho completamente gastado. En este poncho, de las dimensiones usuales (2 metros de largo por 1 ½ de ancho), las fajas ó listas del dibujo se repetían siete veces, separadas por fajas de color carmesí de poco mas que del doble del ancho de los primeros; el estado de deterioro del poncho no me permitió sacar un pedazo provisto tambien de esta última parte; sin embargo, el fragmento conserva vestigios suficientes para poder apreciar el color,