la perfeccion; el Gobierno i los particulares identificados en sus intereses i en sus fines, marchando de consumo por la via pacifica de las reformas i el progreso; un Gobierno que tiene confianza en su pueblo, hacen de esta República una de las naciones mas felices i dichosas del mundo.
Estos bienes, Exmo. Sr., los conocemos acaso mejor los que hemos nacido fuera de Chile que los propios hijos del pais. Los estranjeros no somos aquí considerados como tales, sino atendidos i estimados tanto o mas que los chilenos, así por el Gobierno como por los particulares. Es proverbial entre nosotros el que en Chile no necesitamos ministros de nuestras naciones, que hagan valer nuestros derechos ante los tribunales ni ante el Gobierno, por ser aquí respetados en todo i ser una misma la justicia que se administra a nacionales i estranjeros.
Yo no sé, Exmo. Sr., a quien tributar mas mis homenajes de gratitud i admiracion, si a la nacion que tiene tanta sensatez i cordura o al Presidente i a sus Ministros que tienen la habilidad de conducir su pueblo por tan buen camino.
La paz está bien arraigada, i lo que es mas, Exmo. Sr., tenemos todos la firme conviccion de que ésta no se perturbará en mucho tiempo.
I como las épocas de paz son las mas a propósito para el desarrollo de las ciencias, yo que soi mui amante de ellas, aunque el último de sus obreros, no puedo ménos de contribuir con mi pequeño continjente a su adelando i propagacion en la pequeña esfera que puedo hacerlo.
Para llevar adelante mi propósito, voi a publicar una
