Página:Sachka Yegulev.djvu/158

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
154
 

Eremey movió la cabeza censurando.

—¡Vaya un hombre!

—Sí, un verdadero canalla.

—¡Debiste escupirle en la cara!

—Además, me ha dado unos arenques que de seguro tenía guardados en casa desde hace muchos años. Huelen muy mal.

Petruscha cogió la balalaika de Andrés Ivanich.

—¡Andrés Ivanich, querido, tócanos algo!

Habiéndose negado el marinero, Petruscha se puso a tocar él mismo.

Kolesnikov hizo una señal a Sacha y a Soloviev y se alejó con ellos hacia la barraca.

—Bueno, Sacha—dijo en voz baja—. Eso será para mañana. Soloviev te lo dirá todo; ha trabajado tros días en la vía férrea y está bien informado.

Es muy listo.

Aquella palabra mañana produjo a Sacha un pequeño estremecimiento. So diría que hasta aquel instante no había sentido la frescura de la noche.

Su corazón empezó a latir más aprisa.

Fijando en Soloviev una mirada firme, escuchaba atentamente la información breve y precisa de éste. Para mañana, estaba fijado el ataque armado contra la estación del ferrocarril Raskosnaya.

Se discutía el plan detallado del ataque.

Sacha estudió durante algunos minutos el plano de la estación.

—Yo creo, Sacha...—dijo Kolesnikov.

—¡Déjame!—interrumpió Sacha, cortándole la