Página:Sachka Yegulev.djvu/161

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
157
 

III

Los chicos crecen 157 —Un hombre desagradable dijo Kolesnikov, refiriéndose a Soloviev.

Pero inmediatamente lamentó haber emitido aquella opinión, y tras una corta pausa rectificó:

—¡Quizá me engañe! En la ciudad veo a los hombres como si fueran transparentes. Allá todo está claro, mientras que aquí todo está tan enmarañado, tan complicado... Son muy desconfiados. Desconfiamos de ellos y nos pagan con la misma moneda. ¡Esto es lo malo!

—Todo se arreglará—dijo con voz segura Pogodin, prestando oído a la animación que reinaba alrededor de la hoguera. ¡Ah, Vasia, qué noche más admirable!... Escucha, Petruscha se dispone a cantar.

Kolesnikov miró fijamente, durante algunos instantes, con alegre sorpresa, los rasgos de Sacha.

Así como Helena Petrovna, en otro tiempo, se había dado cuenta, con extrañeza, de que Sacha ya no era el mismo—esto fué cuando le habló de Telepnev—, así Kolesnikov se daba cuenta ahora de los cambios casi milagrosos que se habían verificado en su joven compañero. El mentón de Sacha se había hecho más pesado, la frente más ancha, la nariz y las cejas habían adquirido contornos más puros; la línea que va desde la frente al labio su-