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Pero, ¿es usted el que está para morir y no Sacha?

—¡Naturalmente! Sacha se encuentra muy bien.

Rieron los dos. La respiración de Kolesnikov se hizo ligera y profunda...; ya no se oía, diríase que no respiraba.

—Cántame, mamá. ¡Me muero!...

Kolesnikov murió, sin haber recobrado el conocimiento, hacia las dos de la madrugada.

Sacha y el marinero, turnándose en el trabajo, cavaron una fosa profunda, enterraron a Kolesnikov, y se marcharon.

XVI

El despertar Sucede a reces que hombre normal e inteligente pierde el equilibrio a consecuencia de un gran dolor, del cansancio o de una situación angustiosa.

Para los que le rodean y hasta para él mismo es el de siempre: come y bebe, habla y trabaja, llora y ríe como antes; nada se advierte en él de particular; pero, en realidad, su alma y su conciencia han perdido la memoria y la inteligencia de lo que sucede a su alrededor; parece ausente del mundo. Esto suele ocurrirles a las viudas, a las novias durante la ceremonia de la boda; a los capitanes de ejército durante la retirada; esto ocurre también a los péndulos de los relojes, que se detienen con fre-