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RETRATOS DE MUJERES 175

A partir del mes de febrero, época en la que Madama Roland vino a París, hasta el mes de septiembre, época de su vuelta a Lyón, durante esos seis meses de tanta efervescencia, en los que tuvieron lugar la fuga del rey y los sucesos del Campo de Marte, vemos sus disposicio- nes agresivas desplegarse por grados y exaltarse en la atmósfera turbulenta en que vivía. La correspondencia con Bancal es preciosa para nosotros, sobre todo porque nos ofrece sus impresiones tumultuosas durante este lapso. En las páginas de sus Memorias que consagra a esto, las emociones, vivas todavía, son menos agrias por la distancia y por estar fundidas con los juicios de fechas subsecuentes, en tanto que en sus cartas piensa y Obra día por día. La vemos despreciando las repre- sentaciones teatrales y las diversiones, correr a la Asam- blea, encontrarla débil, después llena de corrupciones, y, por último, juzgarla con severidad primero, y luego con indignación y con cólera. “El 89 y los imparciales —declara sin rodeos— son los peores enemigos de la Re- volución”. Sieyes, Barnave, Theuret, Rabaut, y la mayor parte de los que luego mueren con rilla, no escaparon a los calificativos de cobardes y pérfidos, y sólo Petion, Buzot y Robespierre le satisfacen. Pero nada es tan ex- presivo como un artículo dirigido a Brissot, escrito en una sesión de la Asamblea el 20 o el 28 de abril*. A pro- pósito de las guardias nacionales y de su organización, se había llegado a dividir a los ciudadanos en activos y pasivos, y esa fué la causa de su cólera y de sus lá- grimas de sangre. El artículo, que comienza con estas palabras, “echa tu pluma a la hoguera, Bruto, y ve a cultivar tus lechugas”, acaba con esta metáfora militar: “Adiós; debemos batirnos atacando o en retirada; no hay término medio”. Y, sin embargo, a pesar de estos ardores apasionados, casi temerarios, conservaba una gran clari-

1 M. de Montrol la ha publicado en la Nouvelle Minerve.