Ir al contenido

Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/231

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

RETRATOS DE MUJERES 237

que un tratado de este género no podría ser nunca sufi- ciente, ni contener ideas bastante generales para ser apli- cadas en todos los casos particulares”. Bajo la forma de Cartas de una suegra a su yerno (año 13), había hablado de la mayor o menor conveniencia de la educación pública por las mujeres, declarándose en contra con un perfecto sentido y con su mayor ironía de entonces. En la primera de las Cartas de familia, el tono es otro, cuando la seño- rita de Attilly abre su corazón que se enternece mirando a sus hijos. La mordacidad aparece aún, asoma sus ribetes, como cuando habla del tío de Revey, pero en el fondo hay gravedad que, no obstante, no impide la creación de ciertos trazos finos y delicados. Para bien juzgar tal libro, de tanta utilidad y de tanta aplicación, es preciso tener autoridad, experiencia y haberse formado sus propias ideas. “El momento de las reformas políticas en esta materia es el de los planes de educación”, dice a una mujer de ta- lento y generosa, a Madama de Rémusat. Desde Emilio, en efecto, los planes de educación no han faltado, se han duplicado en estos últimos tiempos, o, por lo menos, las quejas contra la educación y contra la situación de la mujer se han recrudecido. De en medio de tantas vanas declama- ciones, en las que figuran algunos deseos reales, el libro de Madama Guizot, que cómprende la educacic1 del hom- bre y de la mujer, es como una especie de transacción entre las antiguas ideas y el nuevo progreso. Lo que yo llamo transacción no era para ella sino el acomodamiento del género humano sobre bases firmes. Las cartas XII y XIII, de una gran belleza filosófica, demuestran los prin- cipios de conciencia y de razón en que funda su deber y explica cómo todo su cuidado tiere por objeto el hacer aparecer y dibujar por grados la regla a la razón del niño, para que dirija libremente y desde muy temprano su jo- ven voluntad. Hacer reinar muy pronto en derredor de estos jóvenes cerebros una atmósfera de moralidad; que se dirijan guiados por el placer que dimana del bien; hacer