Página:Sainte-Beuve retratos de mujeres.djvu/251

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

RETRATOS DE MUJERES 257

Monsieur de La Rochefoucauld, la misma que tanta parte tomó en la confección de las Máximas, y que desde hacía algún tiempo se había unido a Port Royal más por deseo de reforma y por miedo a la muerte, según parece, que por sincera conversión: “Lunes por la noche. — No he podido contestar ayer vuestra carta porque tuve gente de visita, y creo que no contestaré hoy, porque la encuentro dema- siado obsequiosa. Estoy avergonzado por las alabanzas que me otorgáis y, por otra parte, me agrada que tengáis tan buena opinión de mí no queriendo deciros nada contra- rio a lo que pensáis. Así, pues, os responderé diciéndoos, que el señor conde de Saint-Paul sale de casa en este ins- tante, y que hemos hablado de vos, como sabéis que yo sé hablar. También hemos hablado de un hombre que siem- pre me tomo la libertad de compararlo con vos por sus condiciones tan agradables. Yo no sé si la comparación os ofende, pero aun siendo una ofensa en la boca de los demás, en la mía es una gran alabanza, si hemos de creer todo lo que dicen. Bien he visto que el conde de Saint- Paul había oído estos rumores y hemos hablado de ellos. Pero temo que no haya creído seriamente cuanto le he dicho. Yo os ruego que la primera vez que le veáis le habléis, como por propia inspiración, de estos rumores. Para esto tendréis ocasión propicia, pues le le dado las Máximas y seguramente os lo dirá. Mas yo os ruego que le habléis como es preciso para meterle bien en la cabeza que todo eso no es sino una broma... Pero pienso ahora, que acaso vos. misma no estéis muy segura, y en ese caso, habrá que comenzar por persuadir al embajador. Sin em- bargo, podemos fiarnos a vuestra habilidad que está por encima de toda alabanza. Temo más que a la muerte el que las gentes de su edad puedan creer que yo tengo se- cretos galanteos. Parece que nos creen de cien años más en cuanto somos más viejos que ellos, y además, creerían todo más fácilmente tratándose de M. de La Rochefou- cauld que de otro cualquiera. En fin, yo no quiero que