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Madama De Sévigné

de Sévigné figuraba, desde 1663, en los brillantes bailes de Versalles, y el poeta oficial que ocupaba el lugar que ocuparon Racine y Boileau después, a partir de 1672, Benserada, hizo más de un madrigal en honor de esta pastora de esta ninfa, que una madre idólatra llamaba la hija más bonita de de Francia. En 1669, M de Grignan obtuvo so mano, y seis meses después se la llevó a la Provenza, donde como teniente general mandaba en ausencia de Monsieur de Vendôma. Desde entonces separada de su hija, a la que no vió sino irregularmente con intervalos muy largos, Madama de Sévigné buscó un consuelo en una correspondencia no interrumpida hasta su muerte en 1696, y que comprende un espacio de veinticinco años, y cuyas lagunas son las reuniones poco duraderas de la madre y la hija. Antes de esta separación de 1671, no se tiene de Madama de Sévigné más que un corto número de cartas dirigidas a su primo Bussy y otras a M. de Pomponne acerca del proceso de Fouquet. Sólo a partir de esa fecha se sabe perfectamente su vida privada, sus costumbres, sus lecturas, y hasta las más pequeñas alteraciones de la sociedad en que vivió y de la que fué el alma.

Y, en efecto, desde las primeras páginas de esta correspondencia, nos encontramos en otra sociedad diferente de la de la Fronda y de la Regencia, reconocemos que lo que se llama la sociedad francesa está bien definida. Sin duda (y a falta de otros datos de aquel tiempo las memorias de Madama de Sévigné dan fe), sin duda los horribles desórdenes y las orgías groseras llegaron hasta esta nueva nobleza a la que Luis XIV le impuso como precio el favor que le otorgó, la dignidad, la elegancia y la cortesía; sin duda, bajo esa superficie brillante y ese dorado de carrousel, hay bastantes vicios que pudieron degenerar en una


    que tuve este honor, llegando en el fondo de su carroza abierta, entre su hijo y su hija, como los poetas presentan a Latona entre el joven Apolo y la joven Diana, tal era el encanto que ofrecian la madre y los hijos. ¡Es ella! Un genio, una belleza, una gracia a pleno sol, en carroza abierta, y radiante entre sus dos bellos hijos."