ESQUEMA SEXUAL 125
lina de su confesor. Dos santas, Isabel y Armanda, tenían aná- logos delirios.
Angela de Flogino, era una sádica feroz, atormentada por alucinaciones. Ella misma cuenta sus torturas escalofriantes. Magdalena de Pazzi se azotaba porque era masoquista. El do- lor aumentaba su deseo y murió agotada por los suplicios.
Cuando “el verbó se hizo sexo'” en Teresa de Jesús, se hizo también histeria. La seráfica doctora” estaba trágicamente torturada por el deseo. íPara calmarlo se retorcía en la noche sobre la nieve. En sus maravillosos poemas palpita el huma- no amor.
Teresa era también mitómana y masoquista, ya que los ex- travíos sexuales casi nunca son puros y suelen aparecer combi- nados. La neurosis de Teresa abarcaba formas varias, desde la mitomanía verbal, a la plástica. Veía ángeles y demonios en sus alucinaciones. Sentía en su carne la impresión ardiente de agudos venablos, que le traspasaban el cuerpo, produciéndole, a la vez que dolor, goces tan intensos, que terminaban en des- mayos de carácter sexual,
Domingo de Guzmán fué un delincuente sádico. El canónigo Docre llegó hasta la bestialidad. Francisco de Asís — el artista de la verdad entre los santos cristianos, — estuvo torturado por el masoquismo. Y masoquistas, sádicos, fueron esa cantidad in- mensa de flagelantes que se encuentran entre los santos cristia- nos. Todos aquellos monjes que usaron el látigo para su pro- pio cuerpo, los que pusieron clavos en sus saadalias y espinas en sus hábitos, los que se golpearon con una picdra el pecho y maceraron su carne, todos aquéllos, en fin, que en alguna forma torturaron su cuerpo, fueron ansiosos sexuales, a quie- nes el deseo insatisfecho les condujo hasta las perversiones. Obra cristiana es la Inquisición que constituye el crimen mayor de todos los tiempos. Producto cristiano fueron —a la inver- sa, — las misas negras, en las cuales se ejecutaron las perver- siones más monstruosas. Incubos y súcubos, brujas y machos cabríos, ángeles y demonios, fueron jas macabras alucinacio- nes de los extraviados cristianos.
Fenómenos análogos sucedieron en las demás religiones. Los sacerdotes de los negros milóticos y los fanáticos, son sá- dicos o masoquistas, que se sacrifican hasta la muerte por su extravío. Algunas religiones, con alto sentido de comprensión, humana, adoraron a los genitales como a dioses.