Página:Salvador Esquema sexual.djvu/7

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

tención de sus autores, a hacer la polvareda. Y así deviene en medio de la adhesión fanática de sus ortodoxos, de los ana- temas virulentos de sus contradictores y de las exclamaciones psitacistas del público intelectual medio. Como técnica médi- ca, un gran sector psiquiátrico lo discute violentamente, aun- que sus médicos no lo hayan aplicado o lo hayan utilizado “silvestremente””, según la pintoresca expresión del propio Freud.

El psicoanálisis debe abarcarse en visión totalitaria para apre- henderlo en los límites que ha menester para que se le haga justicia. Ante todo, a su creador, Segismundo Freud, adalid de la verdad de la vida, audaz viajero de los escabrosos vericue- tos del inconsciente. Y para esto hay que justipreciar su obra en la medida de sus portentosos alcances. En primer lugar, de- sichando la equiparación entre psicoanálisis y pansexualismo. El buceo que Freud ha practicado en la esfera central de los instintos humanos no extrae únicamente fuerzas y dinamismos sexuales; también encuentra aquellas ctras jerarquías insti vas del yo y de las tendencias de muerte (tamáticas), que en múltiples interferencias con los componentes libidinosos, de- ciden de la suerte individual. La historia naturrl de los instin- tos humanos así ha sido creada y elaborada. Una nueva filo- sofía del lugar cósmico del hombre se estructura con toda firmeza.

Pertenecería al grupo de las teorías negativas del hombre, vistas por Scheler, ya que se afirma en la convicción de que el esp'ritu, con todas sus materializaciones culturales, nace por obra de la represión y sublimación de los instintos. En efecto, son palabras textuales de Freud: “El afán incesante de mayor perfección, impulso que se observa en una minoría de indivi- duos humanos, puede explicarse sin dificultad como conse- cuencia de esa represión de los impulsos, sobre la cual está edificado lo más valioso de la cultura humrna”. Siendo la re- presión de loa instintos un “nó” que el hombre da a la vida. es decir, una actividad ascética, bien comprendemos el pensamien- to de Scheler. La simbolización de esas mismas energ'as nos lle- varía a la contemplación estética y religiosa, como a la crea- ción artística,

La teoría freudiana abarca otros campos: la formación de la ética y sus mecanismos, la psicología de las mas7s y de los primitivos y las aplicaciones médicas y pedagógicas. Grandiosa