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ESQUEMA SEXUAL 87

El profesor Wegelin publicó un interesant'simo trabajo acer- ca de la influencia del timo en la génesis del crimcn. Observó que en diferentes criminales se presentaba, en lugar de la atro- fia normal del timo, una marcada hipertrc fia, es decir, un des- arrollo excesivo de la glándula.

Hizo experiencias en muchos centros penitenciarios, com- probando la casi absoluta existencia del timo en gran número de recluscs condinmados por delitos de sangre.

Escogió a los delincuentes más caractersticos y practicó, en unos la extirpación quirúrgica, y en otros, la destrucción total del timo por radioterapia profunda.

Los resultados fueron asombresos: la destrucción o extirpa- ción de la glándula, cambió por completo el carácter de los penados. Varió su psiquismo. Se transformaron en individuos de fino carácter y delicada sens:bilidad moral.

Lcs trabajos de Wegelin causaron sensación en los círculos científicos, por la importancia que tenían para aclarar la fun- ción endócrina del timo.

Marro hace notar que en los estupradores no abundan las anomalías atávicas, sino las genitales. Existe relación íntima entre los delitos de esta clase y la demencia senil.

Según Weininger el sexo se halla esparcido en tedo el cuer- po y no se localiza únicamente en los genitales. La secreción interna de las gonadas completa la sexualidad del individuo. La existencia de las formas sexuales intermedias, es el resul- tado de las secreciones internas de las glándulas scxuales, va- ríables en cantidad y en calidad.

Gley afirma la existencia de una harmozona testicular. “La función de la reproducción, ——dice—, aparece gcbernada en gran parte por fuerzas químicas; por éstas se engendran las formas orgánicas y aparecen los instintos característicos de la sexualidad.'” ,

Desde los comienzos de los estudios endócrinos se adquirió la noción fundamental de la ccrrelación que une a las endócri- nas entre sí. Este enlace se manifiesta especialmente en la vi- da sexual.

Ninguna de las endócrinas deja de influir sobre la función genital. No hay enfermedad de la hipófisis, de la epífisis, del tiroides, de las paratiroides, del timo, las suprarrenales o el